Las empresas y negocios del mundo se enfrentan en la actualidad a los efectos del coronavirus COVID-19. Replantear nuevas estrategias les resultará inevitable cuando se trata de sobrevivir o de aprovechar las nuevas oportunidades ante este llamado inesperado al cambio.
Efecto del coronavirus
Días atrás, acudiendo a una cita con mi médico e inmersos en una plática por demás interesante, invariablemente terminamos tocando el tema sanitario de actualidad. La pandemia provocada por el COVID 19 o coronavirus.
En sus palabras, “El COVID-19 es parte de un proceso de selección natural, en donde mueren las personas enfermas, frágiles o débiles y subsisten las personas más saludables o fuertes. El planeta ya nos está demandando esto, somos muchos, así que, o subsistimos o morimos”.
Si tomamos en consideración dicha declaración y reflexionamos al respecto, será inevitable el darnos cuenta de que en el terreno empresarial existe el mismo efecto. Que, de la misma manera, los destinados a sobrevivir y poder dar cuenta de lo ocurrido a futuras generaciones, serán todos aquellos que por sus capacidades y/o habilidades hayan podido adaptarse y hacer frente rápidamente al cambio.
Ejemplo de esto es el ser testigos todos los días, de que, en el mundo, así como hay negocios que han dejado de existir, hay algunos que están naciendo y otros que están prosperando, incluso de forma exponencial. Producto de las oportunidades que el “nuevo mundo” o la “nueva normalidad” están ofreciendo (mayor explotación de redes sociales, comercio electrónico, trabajo a distancia, etc.) y estos aprovechando.
¿Qué debemos hacer?
¿Cómo logramos contar con una empresa lo suficientemente maleable que nos permita, no únicamente sobrevivir, sino desarrollarnos en cualquier entorno que se presente?
¡Una apuesta al orden, en medio del desorden!
Una manera perdurable y, sobre todo, con el mínimo de inversión; empieza con observar a la empresa como un sistema humano. Un sistema donde mente (esquema de gobierno) y cuerpo (resto de la organización) se encuentran en total alineación, de forma tal que lo que pase en la mente, se refleje en el cuerpo y viceversa.
Para preparar a la “mente”, los pasos que hay que seguir, empiezan con la definición de una estrategia de negocios y su correspondiente modelo de negocio alineado a esta.
Una vez que contamos con ambos, diseñamos la arquitectura empresarial que soportará dicho modelo. A continuación, vendrá la definición de los objetivos, planes, presupuestos y claro, los planes de prevención o contingencia, a través de los cuales seremos capaces de sortear cualquier obstáculo en la consecución de nuestra estrategia.
Sin embargo, si bien todo lo anterior nos ayuda a trazar el itinerario del viaje, lo que verdaderamente provee la flexibilidad y ordenamiento para el cambio es, sin duda, lograr que el “cuerpo” funcione en concordancia con la mente. Esto se logra desarrollando una cultura tanto de gestión por procesos, como de gestión del cambio y, sobre todo, contar en nuestras filas con el perfil de gente adecuado que entienda, viva y promueva, nuestra dinámica de hacer las cosas.
Solamente así seremos capaces de convertir nuestro negocio en un ente tan maleable como el agua, solamente así podremos ser, no lo que queremos ser, sino lo que tenemos que ser.
Adaptarse o morir, ahora como nunca, es imperativo inexorable
de la naturaleza. – H.G Wells
Conclusiones
- Buscar la flexibilidad operativa de las empresas, cuidando de su personal, proveedores y del mercado que atiende es la principal enseñanza de esta crisis sanitaria.
- Contar con un plan de contingencia alineado a la estrategia de negocio, modelo de negocio y arquitectura empresarial.
- Una gestión por procesos y una gestión del cambio que viva dentro de la cultura empresarial del negocio permitirá tener la flexibilidad que ante factores externos sea requerida.
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